(Escrito en Noviembre 2.007)
El ser humano a lo largo de toda la historia, ha buscado en mayor o menor medida "el sentido de la vida". A la vista de las noticias que cada día llegan a todos nosotros, hemos de reconocer, que no hemos tenido mucho éxito en la búsqueda.
Fue en 1492 mientras que Viktor Frankl se encontraba solo y desnudo, en una habitación del campo de concentración de Auschwitz, cuando vivió su experiencia <<¡Eureka!>> al descubrir lo que denominó "la última voluntad" o la voluntad para elegir, teoría en la que después se basó para crear la Logoterapia, al tiempo que desterraba la tradicional teoría de la determinación en los seres humanos, es decir cada uno podemos influir claramente en como queremos ser.
Fue a finales de la década de los 70's mientras S. Covey se encontraba realizando un estudio sobre "El éxito en los EE. UU. en los últimos 200 años" cuando descubrió su experiencia <<¡Eureka!>>. El ser humano se estaba separando de la Verdad a pasos agigantados. A partir de la 2ª Guerra mundial se empezó a sustituir la denominada "Ética del Carácter" que había proporcionado unos magníficos resultados durante más de 150 años, por otra denominada "Ética de la personalidad".
La nueva ética ya no se encuentra basada en los principios sólidos y verdaderos tradicionales, sino en un falso encanto, que en apariencia proporciona los mismos resultados que la ética tradicional, pero lo consigue a través de sencillos atajos y se trata de una solución de validez temporal.
Ha sido ahora en Diciembre de 2.006, mientras que me encontraba ingresado por largo tiempo en un hospital madrileño por motivo de una difícil enfermedad, que mi persona ha experimentado lo que humildemente podría denominarse mi <<¡Eureka particular!>>, al estar convencido de haber encontrado la solución a los graves problemas que cada día mantienen frustrados, tanto a la mayoría de los seres humanos como a las instituciones que nos controlan, desde la familia hasta las Naciones Unidas.
Os seguiré contando.....
Un afectuoso saludo a todos.
"La solución a cualquier problema importante al que nos enfrentemos, nunca podrá ser encontrada desde el mismo nivel de pensamiento que creó dicho problema"
(Albert Einstein 1897-1955)
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