domingo, 27 de noviembre de 2011

P#05) Al final, la avaricia rompió el saco

(Escrito en Noviembre 2010)
Quizás sea porque nos falta experiencia, quizás porque nos sobra ideología para creer, quizás porque nos sobra bondad o tal vez ingenuidad, o por la suma de todo ello, lo cierto es que como ciudadanos de este país, nos han embaucado y nos han engañado como lo hacen habitualmente los trileros en las ferias.
Nos han vendido como libertad y bienestar los sueños del país de las maravillas y una buena mayoría de los ciudadanos, hemos caído como victimas y hemos quedado atrapados como moscas en la miel.
Los gobiernos en su claro interés, han fomentado a través del Estado, las Comunidades y/o los Ayuntamientos el consumo desmedido de bienes (viviendas, automóviles, viajes) muy por encima de nuestras posibilidades económicas.
Los bancos, que han prestado dinero de manera exagerada y sin los controles y garantías tradicionales (subprime),  mucho dinero que tanto ellos como los gobiernos, sabían que no se correspondían con la riqueza de nuestro país, dinero que tuvieron que pedir prestado a otros países más ahorradores y/o mejor administrados que nosotros.
Y como no podía ser de otra manera… AL FINAL, LA AVARICIA ROMPIÓ EL SACO.
Ahora, los bancos están pagando sus excesos. ¿No les gustaba tanto ganar dinero fácil con el ladrillo? Pues ahora están purgando sus pecados sufriendo un alto nivel de impagados y administrando una gran cantidad de inmuebles, tanto nuevos como usados, con precios sobrevalorados que no va a ser nada fácil que se los puedan quitar de encima.
Con la crisis que se les avecina en el sector, han pensado ustedes ¿cuantas entidades bancarias van a sobrar en el país? y a pesar de las absorciones y de las fusiones tanto calientes como frías (costeadas con dinero de todos) ¿cuantas oficinas bancarias tendrán que ser cerradas y por tanto, cuantos empleados de banca quedarán sin trabajo?
El mundo de las promotoras y constructoras, como cómplices necesarios de la debacle prefiero no enjuiciarlo demasiado, tráfico de influencias, especulación desenfrenada, corruptelas, sobornos, pelotazos, estafas sin conciencia, dinero abundante y fácil de conseguir… etc. etc.
Repasemos ahora las responsabilidades de los gobiernos, a ellos se les supone las funciones de: controlar la económica, las instituciones, las planificaciones, la concesión de licencias, etc. etc.
Son ellos los que deben desarrollar los objetivos para el país tanto a corto, medio y largo plazo, deben marcar a donde nos dirigimos, que estrategias debemos de seguir para conseguirlo, cuales son las prioridades, como administrar los recursos disponibles, como marcar los tiempos de ejecución, etc. etc.
Si no es esto ¿Que es gobernar? ¿Que es ejercer el poder y la responsabilidad que ello conlleva? ¿Es acaso hacer su santa voluntad a capricho y después buscar a alguien a quien culpar, una y otra vez, tanto de dentro como de fuera del país, para justificar tanta incompetencia, tanto desorden, tanto abuso y tanto desatino?.
¿Y ahora que ya la fiesta se ha acabado, que ocurrirá? ¿quien rendirá cuentas del desastre?. Absolvemos a los verdaderos culpables de tanta irresponsabilidad como si nada hubiera pasado, los dejamos que se vayan de rositas, o como decía, hace ya varios años, el último punto de un decálogo sobre las fases de todo proyecto que vi colgado en mi empresa: “Aplicación de castigos ejemplarizantes a los no participantes” (Léase, pasar el cobro de las facturas de la fiesta a los sectores más débiles e indefensos de nuestra sociedad).
Antes de terminar, permitirme citar unas frases que he considerado adecuadas por si nos pueden ayudar como referencia:
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”(Groucho Marx 1890-1977)
“No hay cosa que haga más daño a una nación como que la gente astuta se haga pasar por inteligente”(Francis Bacon 1561-1626)
Denunciar a los miserables es hacer un bien al país, ya que estos son indignos del honor que se les guarda”(Cita del Conde de Montecristo – Alejandro Dumas 1802-1870)
Saludos cordiales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario